Descripción

¿Estás listo para darle un giro delicioso a tus meriendas con unas galletas saladas crujientes? Permíteme presentarte esta receta perfecta para hacer galletas saladas con cebolla de verdeo. Estas galletas son muy sencillas de preparar y resultan ideales para acompañar tus comidas, como aperitivo o simplemente para disfrutarlas solas. Su textura crujiente y su inconfundible sabor a cebolla de verdeo las convertirán en la estrella de tu mesa. Además, son una excelente opción para cualquier ocasión, desde reuniones familiares hasta encuentros con amigos, ¡y seguro que recibirás muchos elogios!

En esta receta, usarás ingredientes simples que seguramente ya tienes en tu cocina. La combinación de los elementos te garantizará un resultado rentable y delicioso. Así que prepárate para crear unas galletas saladas que no solo son fáciles de hacer, sino que también aportan un sabor increíble.

Ingredientes

• 60 g de leche
• 30 g de manteca sin sal derretida
• 2 g de sal
• 150 g de harina 0000
• 2 g de levadura
• 1 g de bicarbonato de sodio
• Cebolla de verdeo (35 g, cortada en trozos pequeños)
• 10 g de semillas de sésamo (opcional)
• Método de preparación:
• Comienza por mezclar en un recipiente amplio la leche, la manteca derretida y la sal. Asegúrate de integrar bien estos ingredientes hasta que obtengas una mezcla homogénea. Una vez que logres esta combinación, es momento de añadir los ingredientes secos. Incorpora la harina, la levadura y el bicarbonato de sodio a la mezcla líquida. Usa una espátula para revolver suavemente, solo hasta que los ingredientes secos se hidraten, no es necesario mezclar en exceso.
• A continuación, introduce los pedazos de cebolla de verdeo y, si decides usar, las semillas de sésamo en la masa. Amasa brevemente, solo para asegurarte de que todos los ingredientes estén bien distribuidos. Este paso es importante para que cada bocado tenga el mismo sabor.
• Al finalizar, envuelve la masa con un poco de film transparente y déjala reposar en la nevera por 30 minutos. Este reposo no solo facilitará la manipulación de la masa, sino que también permitirá que los sabores se integren, haciendo que tus galletas tengan un gusto más intenso y agradable.
• Después de este tiempo de reposo, precalienta tu horno a 170 °C y prepara una bandeja para hornear con papel de pergamino. Esta es una parte esencial, ya que el papel evitará que las galletas se peguen y facilitará la limpieza de la bandeja.
• Saca la masa de la nevera y coloca una porción sobre el papel de hornear, cubriéndola con otra hoja de papel pergamino. Presiona suavemente con las manos para aplanarla un poco antes de continuar. Usando un rodillo, extiende la masa hasta obtener un grosor uniforme, preferiblemente en forma rectangular. Es importante que la masa no quede demasiado gruesa; cuanto más fina esté, más crujientes quedarán tus galletas.
• Recuerda que la apariencia estética también cuenta. Con un cuchillo de filo ondulado, recorta los bordes de la masa y procede a cortarla en piezas del tamaño de un bocado. Cada galleta puede ser del tamaño que prefieras, pero asegúrate de que sean todas del mismo tamaño para que cocinen de manera uniforme.
• Para evitar que las galletas se inflen durante el horneado, utiliza un tenedor para perforar suavemente cada una. Este pequeño truco ayuda a que la vapor no quede atrapado en la masa y te garantiza una textura crujiente.
• Una vez que hayas distribuido las galletas en la bandeja, asegúrate de dejar suficiente espacio entre cada una. Este espacio es vital, ya que las galletas necesitarán espacio para expandirse mientras se hornean. Coloca la bandeja en el horno precalentado y hornea las galletas durante aproximadamente 15 minutos o hasta que comiencen a dorarse y tengan una textura crujiente ideal.
• Cuando las galletas estén listas, retíralas del horno y déjalas enfriar en la bandeja durante unos minutos. Luego, transfiérelas a una rejilla para que se enfríen completamente. Este proceso ayuda a que mantengan su crujiente y evita que se humedezcan.
• Consejo:
• Si deseas darle un toque adicional a tus galletas, considera agregar hierbas secas como orégano o albahaca para una variación interesante de sabor. También puedes experimentar con otros tipos de semillas, como linaza o chía, para enriquecer el perfil nutricional de tus galletas.
• Para un toque extra especial, acompáñalas con un dip de yogurt o una salsa de queso; ¡será el complemento perfecto!
• Conclusión:
• Estas galletas saladas son una opción versátil y sabrosa que puedes disfrutar en cualquier momento del día. Perfectas para compartir en una reunión, como una merienda o como un acompañamiento crujiente para tus platillos favoritos. Ahora que conoces este sencillo paso a paso, no hay excusa para no probar esta maravillosa receta. Sorprende a tus amigos y familiares con tus habilidades culinarias y, lo más importante, disfruta de cada bocado de tus propias galletas saladas. ¡Anímate a probarlas y déjalas que se conviertan en un clásico en tu hogar!

Modo de preparación

Para comenzar, en un recipiente amplio, combina la leche, la manteca derretida y la sal. Mezcla hasta que todos los ingredientes líquidos estén completamente integrados, creando una base homogénea. Este será el corazón de nuestras galletas.

Incorpora la harina a esta mezcla líquida junto con la levadura y el bicarbonato de sodio. Revuelve con una espátula hasta que la harina esté apenas hidratada. No hay necesidad de ser excesivamente preciso; lo importante es que todos los ingredientes secos se mezclen con los líquidos.

A continuación, añade los pedazos de cebolla de verdeo y, si decides usarlas, las semillas de sésamo. Amasa brevemente para asegurar que todos los ingredientes estén distribuidos de manera uniforme en la masa. Este es el momento en que los sabores comienzan a jugar entre sí, creando una sinfonía aromática que deleitará tus sentidos.

Una vez que la masa esté lista, envuélvela en film transparente y déjala reposar en la nevera durante 30 minutos. Este paso es crucial, ya que permitirá que los sabores se amalgamen y facilitará su manipulación posterior. Además, enfriar la masa ayuda a que las galletas mantengan su forma al hornear.

Mientras la masa descansa, es prudente precalentar el horno a 170 grados Celsius. Además, prepara una bandeja para hornear cubriendo su superficie con papel de pergamino. Esto evitará que las galletas se peguen y facilitará su retirada una vez horneadas.

Transcurrido el tiempo de reposo, saca la masa del refrigerador y colócala sobre el papel de hornear. Luego, cúbrela con otra hoja de papel pergamino. Con las manos, presiona suavemente para aplanarla. Este proceso ayudará a lograr una base uniforme.

Utiliza un rodillo para extender la masa hasta obtener un grosor homogéneo. Si prefieres galletas más finas y crujientes, asegúrate de estirarla lo más delgada posible. Una vez extendida, con un cuchillo de filo ondulado, recorta los bordes de la masa para crear una forma limpia y luego corta en pedazos del tamaño de un bocado.

Con un tenedor, perfora suavemente cada galleta. Este truco es esencial para prevenir la formación de burbujas durante el horneado, asegurando que tus galletas queden perfectamente planas y crujientes.

Coloca las galletas en la bandeja para hornear, asegurándote de dejar suficiente espacio entre cada una. Esto es importante, ya que al hornearse, aumentarán su tamaño y necesitan espacio para expandirse adecuadamente.

Finalmente, coloca la bandeja en el horno precalentado y hornea las galletas durante aproximadamente 15 minutos. La clave aquí es observar de cerca, ya que querrás sacar las galletas justo cuando comiencen a dorarse y adquieran esa textura crujiente tan deseada.

Una vez que estén listas, retíralas del horno y deja que se enfríen en la bandeja durante unos minutos. Este paso es importante, ya que permitir que enfríen un poco asegura que las galletas se mantengan firmes al ser trasladadas. Después, podrás pasarlas a una rejilla para que enfríen completamente.

Consejos y Conclusión

Si deseas potenciar aún más el sabor, considera agregar otros ingredientes a la mezcla, como hierbas secas (orégano, romero o tomillo), queso rallado o incluso un toque de pimienta. Puedes experimentar hasta encontrar la combinación que más te guste. Además, es importante que guardes las galletas en un recipiente hermético para preservar su frescura y crocancia.
Estas galletas saladas crujientes son una opción increíblemente versátil que seguramente deleitará a tus invitados y también a ti. Perfectas para picar en cualquier ocasión, su sencillez de preparación te invitará a hacerlas con frecuencia. Con ingredientes accesibles y un procedimiento fácil, no hay razón para no incluir estas galletas en tu repertorio culinario. ¡Disfruta del proceso de cocción y, sobre todo, del momento de degustación!