Las donas, también llamadas donuts, rosquillas o berlín, son un clásico irresistible en la repostería mundial. Suaves, esponjosas y con un ligero toque dulce, estas delicias fritas (o incluso horneadas para una versión más ligera) han conquistado a amantes de la cocina en todas partes. Prepararlas en casa puede parecer un reto, pero con la receta adecuada y algunos trucos, lograrás una textura perfecta sin complicaciones. La clave está en la masa: una combinación equilibrada de ingredientes, un buen amasado y el tiempo de reposo ideal para que fermenten bien. ¿Listo para hacer donas caseras espectaculares? ¡Vamos a cocinar!
En un tazón pequeño, mezcla la levadura seca con el agua tibia y una cucharadita de azúcar. Deja reposar por unos 10 minutos hasta que se forme espuma en la superficie, lo que indica que la levadura está activa.
En un bol grande, tamiza la harina y añade el azúcar y la sal. Mezcla bien con una cuchara de madera.
Forma un hueco en el centro de la harina y agrega los huevos, la leche tibia, la mantequilla derretida, la esencia de vainilla y la levadura activada. Mezcla hasta integrar bien los ingredientes.
Amasa la masa sobre una superficie enharinada durante 10-15 minutos hasta que esté suave, elástica y ligeramente pegajosa. Si tienes una batidora con gancho amasador, úsala a velocidad media durante 8-10 minutos.
Coloca la masa en un bol engrasado, cúbrela con un paño limpio y deja reposar en un lugar cálido (25-30°C) durante 1 hora o hasta que doble su tamaño.
Una vez que la masa haya crecido, presiona suavemente para desgasificarla y extiéndela con un rodillo hasta un grosor de 1.5 cm. Usa un cortador de donas o dos vasos de diferente tamaño para darles forma.
Coloca las donas en una bandeja con papel encerado y deja fermentar por 30-40 minutos más hasta que estén esponjosas.
Calienta abundante aceite vegetal en una sartén honda a 170-180°C. Para comprobar la temperatura sin termómetro, introduce un pedacito de masa: si burbujea suavemente y se dora en unos 40 segundos, el aceite está listo.
Fríe las donas en tandas pequeñas durante 1 minuto por lado, asegurándote de que se doren uniformemente.
Retíralas con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Donas clásicas con azúcar: Pásalas por azúcar granulada mientras aún están tibias.
Donas con chocolate: Derrite chocolate de tu preferencia y sumerge la parte superior de cada dona. Puedes espolvorear nueces, coco rallado o chispas de colores para un toque especial.
Glasé casero: Mezcla 200 g de azúcar glas, 3 cucharadas de leche y 1 cucharadita de vainilla hasta obtener un glaseado espeso y brillante.
No te saltes los levados: La fermentación es clave para obtener una textura aireada y esponjosa.
Controla la temperatura del aceite: Si está demasiado caliente, las donas se dorarán por fuera y quedarán crudas por dentro. Si está frío, absorberán mucho aceite y quedarán grasosas.
Usa harina de fuerza: Ayuda a desarrollar mejor el gluten y le da una mejor estructura a la masa.
Horneado alternativo: Para una opción más ligera, hornea las donas a 180°C por 12-15 minutos, hasta que estén doradas. Luego, úntalas ligeramente con mantequilla y cúbrelas con azúcar.
Preparar donas caseras es más fácil de lo que parece, y el resultado es espectacular. Con esta receta, conseguirás donas suaves, esponjosas y llenas de sabor, listas para personalizar a tu gusto. Anímate a probarlas y sorprende a tu familia con un postre irresistible. ¡Cuéntanos cómo te quedaron y con qué las decoraste! 🍩✨