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Como hacer Pollo al ajillo

Como hacer Pollo al ajillo

Descripción

El pollo al ajillo es un plato que evoca calidez y nostalgia, una joya de la gastronomía hispana, muy apreciada tanto en la mesa familiar como en los restaurantes tradicionales. Su origen se remonta a las cocinas de España, donde el ajo se convirtió en un aliado esencial para dar sabor a los platos, convirtiéndose en una práctica culinaria en toda la península. Este plato es una celebración de sabores robustos y aromas penetrantes, ideal para disfrutar en reuniones con amigos o en una acogedora cena en casa.

La combinación del pollo tierno, salteado a la perfección, junto con los ajos dorados y la cremosidad de la salsa que se forma con el vino y la crema, convierte cada bocado en una experiencia memorable. Además, el pollo al ajillo es sorprendentemente fácil de preparar, lo que lo convierte en una opción ideal tanto para cocineros novatos como para aquellos más experimentados. Inmerso en una fragancia que despierta el apetito, cada paso de la receta es un deleite.

Prepárate para sumergirte en esta receta que no solo satisface el hambre, sino que también enriquece el alma. Con esta preparación, podrás invitar a tus seres queridos a degustar un plato lleno de sabor y tradición que, sin duda, quedará grabado en sus memorias gustativas.

Ingredientes

Modo de preparación

Para comenzar, asegúrate de lavar bien las piezas de pollo bajo agua fresca. Este paso es fundamental para eliminar cualquier residuo y garantizar que tu proteína esté lista para cocinarse. Después de lavarlo, escurre las piezas y sécalas ligeramente con toallas de papel. Luego, esparce sal y pimienta al gusto sobre las piezas de pollo, asegurándote de que estén bien sazonadas por todos lados. Reserva el pollo mientras continúas con la preparación.

Ahora, pasemos a los ajos. Separa las cabezas de ajo en dientes, pero no los peles; esto permitirá que suelten su sabor en el plato sin llegar a amargar. A medida que los ajos se cocinan, liberarán un aroma que llenará tu cocina, creando un ambiente acogedor.

Calienta una sartén grande o un disco a fuego lento, y vierte suficiente aceite de maíz para cubrir el fondo de la sartén. Una vez que el aceite esté caliente, añade las piezas de pollo con cuidado, asegurándote de que se mantenga una distancia entre cada pieza para que se doren correctamente. El objetivo es obtener un color dorado y apetitoso en cada lado del pollo. Este proceso tomará entre 10 a 15 minutos, así que ten paciencia.

Cuando el pollo esté dorado, es momento de añadir los dientes de ajo a la sartén. Mueve suavemente el pollo y los ajos para que se mezclen en esta deliciosa danza de sabores. A medida que los ajos se cocinan, comenzarán a dorarse y a liberar su aroma. Esto debería tomar unos 5 a 10 minutos.

Una vez que los ajos estén listos, es momento de incorporarle el vino blanco seco. El vino no solo aportará acidez, sino que también ayudará a desglasear la sartén, recogiendo todos los deliciosos jugos que se han caramelizado en el fondo. Deja que el vino se cocine a fuego medio, permitiendo que evapore parte de su alcohol y contribuya a la formación de una salsa rica y profunda. Este proceso tomará alrededor de 10 minutos.

Mientras el vino se cocina, prepara la mezcla de crema y fécula de maíz. Vierte medio litro de crema de leche en un tazón y añade la cucharada de fécula de maíz. Utiliza un batidor o un tenedor para mezclar bien, asegurándote de que no queden grumos. Si lo deseas, puedes agregar un poco de agua para diluir la mezcla, que facilitará su incorporación a la preparación.

Cuando el vino haya reducido su volumen y el aroma haya elevado el nivel de tu antojo, es hora de incorporar la mezcla de crema al pollo. Vierte lentamente la crema en la sartén mientras revuelves suavemente para evitar que se corte. Permite que la mezcla empiece a calentar y comienza a cocinar a fuego lento por unos minutos más. La salsa tomará una consistencia cremosa y sedosa, perfecta para acompañar al pollo.

Es importante prestar atención aquí; asegúrate de que el pollo esté completamente cocido antes de servirlo. Puedes usar un termómetro de cocina para asegurarte de que la temperatura interna alcance los 75°C. Si no tienes un termómetro, simplemente corta un trozo de pollo en la parte más gruesa; debe estar bien cocido y los jugos deben ser claros.

Una vez que el pollo esté en su punto y la salsa tenga la consistencia deseada, retira la sartén del fuego. La mezcla será cremosa, con trozos de pollo tiernos y ajos dorados que se habrán vuelto irresistiblemente sabrosos. Esto es lo que hace que el pollo al ajillo sea un plato verdaderamente especial: la combinación de texturas y sabores que se abrazan en cada bocado.

Consejos y Conclusión

Para acompañar tu delicioso pollo al ajillo, considera servirlo con un acompañamiento que complemente su riqueza. Un arroz blanco es perfecto para absorber la salsa cremosa, mientras que unas patatas asadas o puré de papas añadirán una textura suave que contrasta maravillosamente con el pollo.

Si deseas hacer variaciones a la receta, puedes agregar verduras como pimientos morrones o cebollas al saltear junto con el pollo. Esto no solo añade más color al plato, sino también más nutrientes y sabor. Para los amantes de las hierbas, espolvorear un poco de perejil fresco picado antes de servir le dará un toque de frescura y aroma.

Si te sobra pollo al ajillo, puedes almacenarlo en un recipiente hermét

ico en el refrigerador, donde se mantendrá fresco por 3 a 4 días. Otra opción es congelarlo; debes asegurarte de que la salsa esté bien fría antes de colocarla en un recipiente apto para congelador. De esta manera, podrás disfrutar de una comida casera deliciosa en cualquier momento.


Disfrutar de un plato de pollo al ajillo no es solo una experiencia gustativa, sino también un momento para compartir y recordar. La preparación de esta receta puede convertirse en una ocasión especial donde todos se reúnan en torno a la mesa, disfrutando no solo de la comida, sino de la compañía y la conversación. La mezcla de sabores y el aroma penetrante que emanará de tu cocina transformarán cualquier comida en una celebración.

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