Si hay algo que siempre encanta en la mesa, es el pan. Pero cuando se trata de pancitos de queso, la historia se vuelve aún más tentadora. Pequeños, dorados por fuera y esponjosos por dentro, con ese toque de queso que los hace simplemente irresistibles. ¿Lo mejor de todo? Son muy fáciles de preparar en casa con ingredientes simples que probablemente ya tengas en tu cocina.
Estos pancitos son perfectos para acompañar un buen café por la mañana, para una merienda especial con amigos o incluso para sorprender en una cena informal. Y ni hablar de lo deliciosos que son con un toque de mantequilla derretida por encima. ¡Te enseñaré todos los secretos para que te queden esponjosos, con el sabor perfecto y sin complicaciones!
En un bol grande, mezcla la harina, el polvo de hornear y la sal. Agrega el queso rallado y mezcla bien para que se distribuya uniformemente. Luego, incorpora la mantequilla derretida y mezcla hasta obtener una textura arenosa.
Bate el huevo y agrégalo a la mezcla. Luego, incorpora la leche poco a poco mientras revuelves con una espátula o con las manos. La idea es obtener una masa suave pero manejable. Si está muy pegajosa, agrega un poco más de harina. Si está muy seca, un chorrito más de leche ayudará.
Enharina ligeramente una superficie y amasa la mezcla durante 3-5 minutos, solo hasta que esté homogénea y suave. Divide la masa en porciones pequeñas del tamaño de una nuez y dales forma de bolitas.
Coloca las bolitas en una bandeja para hornear cubierta con papel pergamino, dejando un pequeño espacio entre cada una para que crezcan bien. Para un toque extra de dorado, puedes pincelarlas con un poco de mantequilla derretida antes de hornear.
Precalienta el horno a 180°C (350°F) y hornea los pancitos durante 15-20 minutos, o hasta que estén dorados y desprendan un aroma delicioso. Retíralos del horno y déjalos reposar por unos minutos antes de servir. ¡Si puedes resistirte a probarlos inmediatamente!
Si prefieres una textura más aireada, puedes agregar una pizca de bicarbonato de sodio junto con el polvo de hornear. Además, espolvorear un poco de queso rallado extra por encima antes de hornearlos les dará un toque crujiente irresistible. Estos pancitos combinan perfectamente con mantequilla, crema de queso o incluso un toque de mermelada para una mezcla dulce-salada espectacular.
Estos pancitos de queso son pura magia: fáciles de hacer, deliciosos y perfectos para cualquier ocasión. ¿Te animas a probarlos? Cuéntanos qué queso usaste y si le agregaste tu toque especial. Y si te gustó esta receta, ¡no olvides explorar más delicias en nuestra página! ¡Felices horneados! 😍🍞