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Preparar las papas: Comienza pelando las papas y cortándolas en bastones de aproximadamente 1 cm de grosor. Para lograr una cocción uniforme y un acabado crujiente, es importante que los bastones sean lo más parejos posible. A medida que cortes las papas, colócalas en un recipiente con agua fría y hielo. Esto ayudará a eliminar el exceso de almidón, lo que contribuirá a que las papas queden más crujientes al freírlas.
Secar las papas: Después de dejar las papas en el agua fría durante al menos 30 minutos, escúrrelas bien y sécalas completamente con un paño de cocina limpio o con toallas de papel. Este paso es crucial, ya que cualquier humedad en las papas puede hacer que el aceite salte y que las papas queden blandas en lugar de crujientes.
Freír las papas – Primera Fritura: Calienta suficiente aceite en una sartén grande o en una freidora a una temperatura de 150°C. Este primer paso de la fritura es para cocinar las papas por dentro sin dorarlas. Fríe las papas en pequeñas cantidades durante unos 5-6 minutos, o hasta que estén tiernas pero sin color. Retíralas del aceite y colócalas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa. Deja que se enfríen por completo antes de pasar a la segunda fritura.
Freír las papas – Segunda Fritura: Una vez que las papas se hayan enfriado, calienta el aceite nuevamente, esta vez a una temperatura de 180°C. Fríe las papas por segunda vez en pequeñas cantidades hasta que estén bien doradas y crujientes, aproximadamente unos 3-4 minutos. Este doble proceso de fritura es lo que garantiza una papa crujiente por fuera y suave por dentro.
Escurrir y sazonar: Retira las papas fritas del aceite y colócalas sobre papel absorbente para escurrir el exceso de grasa. Sazónalas inmediatamente con sal al gusto mientras aún están calientes, para que la sal se adhiera bien.
Para darle un toque gourmet a tus papas fritas, prueba sazonarlas con una mezcla de especias. Una opción deliciosa es añadir una pizca de ajo en polvo, pimentón ahumado y una pizca de pimienta negra junto con la sal. También puedes espolvorear un poco de queso parmesano rallado justo después de freírlas para un toque extra de sabor y sofisticación. Otra idea es acompañarlas con una salsa de alioli casera o una salsa picante para un contraste perfecto.
Con esta receta de papas fritas bien crujientes, has aprendido los pasos clave para llevar este clásico acompañamiento a un nivel superior. Aunque pueda parecer un plato sencillo, el truco está en la técnica y en la paciencia para lograr ese equilibrio perfecto entre lo crujiente y lo suave. Ahora, cada vez que prepares papas fritas en casa, tendrás la confianza de que saldrán perfectas, convirtiéndose en el centro de atención de cualquier comida. ¡Disfruta de este placer crocante y comparte el secreto con tus amigos y familiares!