Descripción

Las empanadas de espinaca son una joya culinaria que combina sabores reconfortantes y frescos en un delicioso paquete crujiente. Este plato tiene su origen en diversas culturas latinoamericanas, donde la empanada se ha convertido en un símbolo de tradición familiar, celebraciones, y momentos compartidos. No solo son perfectas como aperitivo o plato principal, sino que su versatilidad permite que sean disfrutadas en cualquier ocasión. Imagínate, un día soleado, preparando una tanda de empanadas en el hogar, el aroma de la cebolla caramelizándose y la espinaca cocida que se mezcla con la cremosidad de la salsa blanca y la ricota, todo ello prometiendo una explosión de sabor en cada bocado.

La simplicidad de esta receta, combinada con la frescura de sus ingredientes, promete deleitar tanto a cocineros novatos como a expertos en la cocina. Armar empanadas puede convertirse en una actividad divertida para hacer en familia o con amigos. Además, son una excelente manera de introducir a los más pequeños a la cocina, permitiéndoles involucrarse en cada paso de la preparación. Así que, si estás listo para sumergirte en el arte de hacer empanadas, ¡sigue leyendo!

Ingredientes

• Ingredientes para el relleno:
• - 300 g de espinaca cocida
• - 150 g de salsa blanca
• - 100 g de jamón cocido
• - 200 g de ricota
• - 2 huevos duros
• - Cebolla (al gusto)
• - Sal y pimienta al gusto
• - Nuez moscada (opcional, al gusto)
• Ingredientes para la masa:
• - Tapas para empanada (aproximadamente 16 unidades)
• Otros:
• - 16 tiras de mozzarella
• - 1 huevo (para pincelar las empanadas)

Modo de preparación

Modo de preparación:

Comenzamos nuestra aventura culinaria picando finamente la cebolla. Usar un cuchillo bien afilado ayudará a que el corte sea más efectivo y menos laborioso. En una sartén bien caliente, agregamos un toque de aceite de oliva. Al calentar el aceite, el aroma que comenzará a desprenderse es simplemente irresistible. Una vez que el aceite esté caliente, incorporamos la cebolla y la dejamos saltear a fuego medio hasta que se torne transparente. Este proceso puede tardar unos minutos, pero vale la pena, ya que caramelizar la cebolla resalta su dulzura natural y agrega profundidad de sabor al relleno.

Mientras la cebolla se cocina, asegúrate de que la espinaca esté bien cocida y escurrida. Puedes usar espinaca fresca o congelada; si optas por la fresca, cocínala en agua hirviendo por unos minutos hasta que se ablande. Si elegiste la congelada, simplemente déjala descongelar y escúrrela bien para evitar que la mezcla quede aguada.

Una vez que la cebolla está lista y con su color dorado característico, es hora de añadir la espinaca cocida y, con una cuchara de madera, la mezclamos suavemente. Cocinamos por unos minutos más, permitiendo que los sabores se integren a la perfección. Apartamos del fuego y dejamos enfriar ligeramente.

En un recipiente grande, vertemos la mezcla de espinaca y cebolla enfriada. Agregamos la salsa blanca, que aportará cremosidad y un sabor reconfortante a nuestro relleno. La salsa blanca, si no está lista, se puede preparar fácilmente en casa combinando harina, leche, mantequilla y un poco de sal, o puedes optar por una versión comprada si buscas ahorrar tiempo.

Luego, incorporamos la ricota, que añadirá un toque suave y ligero a la mezcla. Es importante mezclar bien, utilizando un batidor de mano si es necesario, hasta que tengamos una mezcla homogénea. Aquí es donde entramos en el terreno de la tradición o el gusto personal: si te gusta el sabor distintivo de la nuez moscada, puedes rallarla en esta mezcla. Solo una pizca realzará el sabor de la espinaca y el jamón.

Ahora es el momento de integrar el jamón cocido. Corta el jamón en cubitos pequeños para que se dispersen bien en la mezcla y aporten sabor en cada bocado. También es el momento de añadir los huevos duros picados, que añadirán una textura cremosa y un elemento nutritivo al relleno. Mezcla todo hasta que esté perfectamente combinado, ajusta la sal y pimienta al gusto, y ¡voilà! Tu mezcla de espinaca está lista para ser embutida en las empanadas.

Mientras tanto, precalienta tu horno a 180 °C, de esta manera estará listo para cocer las empanadas justo cuando las termines de armar. A continuación, tomamos una tapa de empanada y colocamos una cucharada generosa de nuestra mezcla en el centro. Es importante no sobrecargarla para que sea fácil de cerrar; una cucharada colmada suele ser suficiente.

En la cima del relleno, agrega una tirita de mozzarella. Este es el truco que hace que estas empanadas sean aún más irresistibles, ya que al hornearlas, la mozzarella se derretirá y creará un efecto humeante y delicioso.

Con un poco de agua, humedece los bordes de la tapa para facilitar el cierre. Dóblala por la mitad, asegurándote de que el relleno no se escape, y presiona los bordes firmemente con tus dedos, o utiliza un tenedor para presionar y sellar la empanada. Si tienes un poco más de tiempo, puedes intentar hacer el clásico repulgue en los bordes para un toque auténtico.

Repite este proceso con todas las tapas y el relleno. Es normal que las primeras empanadas de la tanda tarden un poco más, pero a medida que sigues, te volverás más rápido y eficiente. Una vez que todas están listas, colócalas sobre una bandeja para horno previamente engrasada con un poco de aceite o cubierta con papel para hornear. Este pequeño detalle asegurará que las empanadas no se peguen y queden bien doradas.

En un tazón pequeño, bate el huevo y, con la ayuda de un pincel de cocina, pincela suavemente la superficie de cada empanada. Esto no solo les dará un bonito color dorado, sino que también les aportará un brillo apetitoso que hará difícil resistirse a ellas.

Ahora, colócalas en el horno precalentado, donde las dejarás cocer entre 20 y 25 minutos. Durante este tiempo, el olor que llenará tu hogar será un verdadero regalo, y podrás ver cómo las empanadas se van dorando a medida que el queso se derrite en su interior, creando una textura crujiente y un corazón cremoso que hará que todos quieran más.

Al final del tiempo de cocción, retira las empanadas del horno y déjalas enfriar un poco antes de servir. Es probable que la tentación de comerlas de inmediato sea irresistible, así que asegúrate de tener a mano algún acompañamiento, como una ensalada fresca o una salsa de tu elección para sumergirlas.

Consejos y Conclusión

Consejo:

Estas empanadas de espinaca son extremadamente versátiles. Puedes adaptarlas a tu antojo: si prefieres un toque más fresco, añade un poco de queso feta en lugar de ricota o incluso invierte en algunos trozos de pimiento rojo para darles un color vibrante. Otra opción interesante es usar otros tipos de vegetales, como calabacín o champiñones, todo depende de lo que tengas en la nevera.

Almacenarlas es muy sencillo; si te sobra mezcla, puedes refrigerarla hasta tres días o congelarla para otra ocasión. Las empanadas ya cocidas se pueden congelar, intercalando papel manteca entre ellas para que no se peguen, ¡así siempre tendrás un delicioso bocado listo para disfrutar!

Conclusión:

Preparar empanadas de espinaca desde casa no solo es un viaje a través de ingredientes básicos transformados en algo maravilloso, sino que también es una forma de crear recuerdos. La mezcla de sabores, la textura crujiente del exterior y el cheesy derretido en tu interior forman una combinación difícil de resistir. Sin duda, estas empanadas serán un éxito entre familiares y amigos.

No olvides explorar otras recetas en nuestro sitio; encontrarás deliciosos platillos que complementarán tu repertorio culinario. Desde empanadas de carne hasta opciones dulces para el postre, hay un mundo de sabores esperando a ser descubierto. Comparte tu experiencia preparando estas empanadas en las redes sociales y únete a nuestra comunidad de amantes de la cocina. ¡Buen provecho!