Descripción

¿Quién puede resistirse a un crujiente y delicioso pollo frito, bañado en sabor y acompañado con una porción de papas fritas doradas? El Pollo KFC Casero es una opción perfecta para esos días en los que anhelas un platillo reconfortante y lleno de sabor. Esta receta captura la esencia del famoso pollo frito, que ha conquistado paladares a lo largo y ancho del mundo, pero con la ventaja de poder disfrutarlo en la comodidad de tu hogar.

La preparación de este pollo es más que solo cocinar; es una experiencia culinaria. Imagina el crujir de la corteza dorada mientras muerdes un trozo jugoso que desprende un aroma irresistible. La combinación de especias que añade ese toque especial, junto con la textura crujiente, te hará sentir como un verdadero chef en tu cocina. Este plato no solo es ideal para una cena familiar, sino también perfecto para compartir con amigos durante una reunión. ¡Atrévete a hacerlo y sorprende a tus seres queridos con este delicioso manjar!

Ingredientes

• - 10 piezas de pollo (muslos y piernas, preferiblemente con piel)
• - 2 tazas de harina de trigo
• - 5 cucharadas de maicena
• - 2 huevos grandes
• - 1 taza de leche evaporada
• - 1 cucharada de mostaza
• - 1 cucharada de sazonador de pollo o de carnes
• - 1 cucharada de ajo molido
• - Sal y pimienta al gusto
• - Aceite para freír (suficiente para cubrir el pollo)
• Esta receta es bastante versátil; si prefieres un pollo más picante, puedes añadir un poco de chile en polvo a la mezcla de harina. También puedes experimentar con hierbas frescas, como tomillo o romero, para darle un toque aromático adicional. Considera reemplazar la leche evaporada con suero de leche para obtener una textura aún más tierna y jugosa.

Modo de preparación

Comienza preparando el pollo. Es fundamental que laves y seques bien las piezas. Asegúrate de que la piel esté limpia, ya que esto no solo mejora la presentación, sino que también evita que el aceite salpique durante la fritura. Una vez que estén secas, condimenta generosamente con sal y pimienta. No escatimes en esta etapa, ya que la carne necesita un buen sabor desde el inicio.

Para darle un toque extra de sabor y suavidad a tu pollo, cocínalo en agua a fuego lento durante unos diez minutos. Esto ayudará a que la carne se mantenga jugosa por dentro una vez frito y, al mismo tiempo, facilitará el proceso de cocción. Recuerda que este paso es opcional, pero vale la pena si buscas una textura perfecta.

Mientras el pollo se cocina, es momento de que prepares la mezcla para empanizar. En un tazón grande, combina la harina de trigo, la maicena, el ajo molido y el sazonador de pollo. La maicena será clave para obtener esa corteza crujiente que tanto deseas, así que no la omitas. Mezcla estos ingredientes con un batidor o un tenedor para asegurarte de que estén bien distribuidos.

En otro tazón, bate los dos huevos y mezcla con la leche evaporada y la mostaza. Agrega sal y pimienta al gusto. La mostaza no solo realza el sabor, sino que también ayuda a que la capa de empanizado se adhiera mejor al pollo.

Ahora viene la parte divertida: empanizar el pollo. Comienza pasando cada pieza por la mezcla de harina hasta que esté completamente cubierta. Sacude el exceso suavemente antes de sumergirla en la mezcla de huevo y leche. Asegúrate de que toda la superficie esté bien cubierta. Luego, vuelve a pasarla por la mezcla de harina, presionando un poco para que el empanizado se adhiera mejor.

Una vez que todas las piezas estén empanizadas, colócalas en un plato grande o una bandeja y refrigéralas durante unos minutos. Esto permitirá que el empanizado se fije mejor y evitará que se caiga al freír.

Es hora de calentar el aceite. Utiliza una olla o sartén hondo, asegurándote de que haya suficiente aceite para sumergir las piezas de pollo. La temperatura ideal para freír está entre 170°C y 180°C. Si no tienes un termómetro, una buena prueba es introducir un trozo de pan en el aceite; si burbujea y se dora rápidamente, está listo para empezar.

Una vez que el aceite esté caliente, comienza a freír el pollo en tandas, teniendo cuidado de no sobrecargar la olla. Esto permitirá que el calor circule adecuadamente y que cada pieza se cocine de manera uniforme. Fríe cada pieza de pollo durante unos 10 a 15 minutos, o hasta que la piel esté dorada y crujiente. Puedes usar unas pinzas para voltearlas con cuidado, asegurándote de que se doren por todos lados.

Cuando el pollo esté dorado, retíralo del aceite y colócalo en un plato con papel absorbente para drenar el exceso de grasa. Esto no solo ayudará a que el pollo sea menos grasoso, sino que también lo mantendrá crujiente.

¡Y listo! Ahora que has completado todo el proceso, es el momento de disfrutar de tu delicioso Pollo KFC Casero. La combinación de sabores y texturas hará que cada bocado sea una experiencia única. Sirve tu pollo con tus salsas favoritas, como salsa barbacoa o un toque de salsa picante, y acompáñalo con unas crujientes papas fritas. ¡Es más que una comida; es una celebración!

Consejos y Conclusión

Consejo:

Si deseas conservar el pollo frito, asegúrate de dejarlo enfriar primero antes de almacenarlo. Colócalo en un recipiente hermético y refrigéralo. Puede durar hasta tres días en la nevera, aunque es mejor disfrutarlo fresco. Si quieres recalentar el pollo, el horno es la mejor opción para que mantenga su crocancia. Solo colócalo en una bandeja para hornear y calienta a 180°C durante 15-20 minutos.

Además, si estás pensando en una variación, considera preparar una marinada con especias exóticas o incluso sumergir tu pollo en una mezcla de yogur y hierbas antes de empanizar. Esto no solo aportará un sabor diferente, sino que también te permitirán experimentar con texturas y aromas. Otra opción es servirlo sobre una cama de ensalada fresca para un almuerzo ligero o incluso desmenuzarlo para hacer un delicioso sándwich.

Conclusión:

Preparar Pollo KFC Casero es más que seguir una receta; es disfrutar de un proceso que culmina en un plato lleno de sabor y recuerdos. La satisfacción de haber creado tu propia versión de este clásico seguramente llevará tus habilidades culinarias al siguiente nivel y alegrará el paladar de tus seres queridos.

Recuerda que cocinar es una forma de arte, y cada preparación es una oportunidad para crear algo único. Si te ha gustado esta receta, no dudes en explorar otras delicias que tenemos en nuestro sitio. Desde acompañamientos hasta postres irresistibles, hay un mundo de sabores esperando por ti. ¡Comparte esta receta con tus amigos y familiares y anímales a que se unan a la diversión culinaria! ¡Buen provecho!