El flan es un postre clásico que ha deleitado paladares en todo el mundo por generaciones. Su textura suave y cremosa, combinada con un sabor dulce y delicado, lo convierte en una opción irresistible para cualquier ocasión. Lo que hace especial a esta receta es su simplicidad: con solo dos ingredientes principales, puedes preparar un flan delicioso sin complicaciones. Ideal para quienes buscan una solución rápida y sabrosa para el postre, este flan es la elección perfecta.
Comienza precalentando el horno a 180°C para asegurar una cocción uniforme del flan. En una licuadora, combina los tres potes de yogur natural con la lata y media de leche condensada. Mezcla hasta obtener una preparación homogénea y sin grumos, lo que garantizará una textura suave en el flan.
Para el caramelo, en una cacerola pequeña, coloca 2 tazas de azúcar y media taza de agua. Cocina a fuego medio, sin revolver, hasta que el azúcar se disuelva y adquiera un color dorado. Es importante no remover la mezcla para evitar la cristalización del azúcar. Una vez que el caramelo alcance el color deseado, viértelo con cuidado en el fondo de un molde para flan, inclinándolo para cubrir uniformemente la base y las paredes. Deja que el caramelo se enfríe y endurezca ligeramente.
Vierte la mezcla de yogur y leche condensada sobre el caramelo en el molde. Coloca el molde dentro de una bandeja más grande y llénala con agua caliente hasta alcanzar la mitad de la altura del molde del flan, creando un baño maría. Este método de cocción suave es esencial para obtener la textura cremosa característica del flan.
Hornea durante aproximadamente 50-60 minutos, o hasta que al insertar un palillo en el centro, este salga limpio. El tiempo de cocción puede variar según el horno, por lo que es importante verificar la consistencia del flan. Una vez cocido, retira el molde del baño maría y deja que el flan se enfríe a temperatura ambiente. Luego, refrigéralo durante al menos 4 horas, o preferiblemente toda la noche, para que adquiera la firmeza adecuada.
Para desmoldar, pasa un cuchillo delgado alrededor del borde del flan para despegarlo. Coloca un plato grande sobre el molde y, con cuidado, invierte ambos para que el flan caiga en el plato, dejando que el caramelo líquido lo cubra. Este paso debe realizarse con precaución para evitar derrames y asegurar una presentación impecable.
Aunque esta receta básica es deliciosa por sí sola, puedes personalizarla añadiendo una cucharadita de esencia de vainilla a la mezcla antes de hornear para darle un aroma adicional. Si deseas un toque cítrico, incorpora ralladura de limón o naranja. Para una presentación más sofisticada, decora el flan con frutas frescas como fresas o arándanos, o acompáñalo con una porción de crema batida. Recuerda que el flan debe mantenerse refrigerado y consumirse dentro de los 3 días posteriores a su preparación para garantizar su frescura.
Preparar este flan de dos ingredientes es una manera sencilla y efectiva de disfrutar de un postre casero sin invertir mucho tiempo ni esfuerzo. Su sabor y textura lo convierten en una opción versátil que puede adaptarse a diversas ocasiones, desde una cena familiar hasta una celebración especial. Te invitamos a explorar otras recetas en nuestro sitio, donde encontrarás una variedad de postres y platos que complementarán perfectamente este flan. Comparte esta receta con tus amigos y familiares, y continúa descubriendo nuevas delicias en nuestras páginas.