Esta tarta de queso destaca por su simplicidad y elegancia. La ausencia de una base de galleta permite que la textura cremosa y el sabor del relleno sean los protagonistas indiscutibles. El chocolate blanco aporta una dulzura sutil que se equilibra perfectamente con la cremosidad del queso, mientras que los huevos proporcionan la estructura necesaria para obtener una consistencia esponjosa y ligera. Ideal para quienes buscan un postre rápido y sofisticado, esta tarta es perfecta para cualquier ocasión, desde una cena informal hasta una celebración especial.
Preparación de los ingredientes:
Precalienta el horno a 170°C.
Separa las claras de las yemas de los huevos, colocando cada una en recipientes separados.
Trocea el chocolate blanco en piezas pequeñas para facilitar su fundido.
Fundir el chocolate:
Coloca el chocolate blanco en un bol resistente al calor y fúndelo al baño maría o en el microondas. Si optas por el microondas, caliéntalo en intervalos de 30 segundos, removiendo entre cada uno, hasta que esté completamente derretido.
Mezclar con el queso crema:
Una vez fundido el chocolate, incorpóralo al queso crema. Mezcla bien hasta obtener una preparación homogénea y sin grumos.
Añadir las yemas:
Agrega las yemas de huevo a la mezcla de queso y chocolate, integrándolas completamente hasta lograr una masa uniforme.
Montar las claras:
Bate las claras de huevo a punto de nieve con una pizca de sal para estabilizarlas. Sabrás que están listas cuando al voltear el bol, las claras se mantengan firmes y no se deslicen.
Incorporar las claras a la mezcla:
Añade las claras montadas a la preparación anterior en tres partes, mezclando con movimientos envolventes para mantener la aireación y lograr una textura esponjosa en la tarta.
Preparar el molde:
Forra un molde desmontable de aproximadamente 20 cm de diámetro con papel de horno en la base y engrasa las paredes con mantequilla o aceite para facilitar el desmoldado.
Verter la mezcla y hornear:
Vierte la masa en el molde preparado y alisa la superficie con una espátula.
Hornea a 170°C durante 15 minutos. Luego, reduce la temperatura a 160°C y continúa horneando otros 15 minutos.
Apaga el horno y deja la tarta dentro durante 15 minutos más para que termine de hacerse con el calor residual.
Enfriar y desmoldar:
Retira la tarta del horno y déjala enfriar completamente a temperatura ambiente.
Una vez fría, refrigérala durante al menos 2 horas para que adquiera la consistencia ideal.
Desmolda con cuidado, pasando un cuchillo por los bordes si es necesario.
Para darle un toque especial, puedes acompañar la tarta con frutas frescas como fresas, frambuesas o arándanos. También puedes añadir una capa de mermelada de tu preferencia en la superficie antes de servir, lo que aportará un contraste de sabores y colores que realzará la presentación y el gusto del postre.
La tarta de queso con solo 3 ingredientes es una opción perfecta para quienes desean disfrutar de un postre casero sin complicaciones. Su preparación sencilla y su delicioso sabor la convierten en una receta imprescindible en cualquier repertorio culinario. Además, su versatilidad permite adaptarla a diferentes gustos y ocasiones, ya sea variando el tipo de chocolate o acompañándola con diversos toppings. Anímate a prepararla y sorprende a tus seres queridos con este manjar.
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