El flan de manzana es una variante deliciosa y única del clásico flan, ideal para quienes buscan un postre casero que combine la suavidad de la crema con el dulzor natural de la fruta. Este postre, además de ser ligero y refrescante, tiene una textura suave que se complementa perfectamente con el caramelo dorado y un sutil aroma a vainilla. Es perfecto para cualquier ocasión, desde una cena elegante hasta un almuerzo en familia. Y lo mejor de todo: es sencillo de preparar y utiliza ingredientes básicos que seguramente ya tienes en casa.
Preparar el caramelo:
Coloca el azúcar y el agua en una sartén pequeña a fuego medio. Cocina sin revolver hasta que el azúcar se derrita y tome un color dorado ámbar. Es importante no dejar que el caramelo se queme para evitar un sabor amargo. Vierte rápidamente el caramelo caliente en el fondo de un molde para flan o en moldes individuales, inclinándolos para cubrir toda la base. Deja que se enfríe y endurezca mientras preparas el resto.
Cocinar las manzanas:
Coloca los trozos de manzana en un cazo con un poco de agua. Cocina a fuego medio durante 10 minutos o hasta que estén tiernas. Una vez cocidas, escúrrelas y déjalas enfriar ligeramente. Este paso asegura que las manzanas aporten una textura suave y un dulzor natural al flan.
Preparar la mezcla del flan:
En una licuadora o procesador de alimentos, combina las manzanas cocidas, los huevos, la leche, el azúcar y el extracto de vainilla. Mezcla hasta obtener una mezcla homogénea y sin grumos. Este proceso garantiza que el flan tenga una textura suave y cremosa.
Verter y hornear:
Vierte la mezcla sobre el caramelo endurecido en el molde preparado. Coloca el molde dentro de una bandeja más grande y llena esta última con agua caliente, asegurándote de que llegue hasta la mitad del molde del flan. Este método de baño maría permite que el flan se cocine de manera uniforme y conserve su textura delicada.
Hornea en un horno precalentado a 180 °C (350 °F) durante 45-50 minutos, o hasta que el flan esté firme al tacto pero aún ligeramente tembloroso en el centro. Retira con cuidado del horno y deja enfriar a temperatura ambiente antes de refrigerar.
Refrigerar y servir:
Refrigera el flan durante al menos 4 horas o, preferiblemente, toda la noche para que los sabores se intensifiquen y adquiera una textura perfecta. Para servir, pasa un cuchillo delgado por los bordes del molde para desmoldarlo fácilmente. Dale la vuelta sobre un plato y decora con canela en polvo o láminas de manzana caramelizada si lo deseas
Dica:
Para un toque más sofisticado, puedes agregar una pizca de ralladura de limón o naranja a la mezcla del flan. También es posible acompañarlo con crema batida o helado de vainilla para un contraste delicioso.
Conclusión:
El flan de manzana es un postre que combina tradición y frescura en cada bocado. Su suavidad y equilibrio de sabores lo convierten en una opción irresistible para cualquier ocasión. Si disfrutaste de esta receta, te invitamos a explorar más en nuestro sitio, como el Flan de Coco o el Flan de Queso. ¡Anímate a prepararlo y sorprende a todos con este delicioso postre casero!