Descripción

La salsa de tomate casera es un básico en la cocina de muchos hogares alrededor del mundo, especialmente en la gastronomía mediterránea. Esta receta no solo es fácil de preparar, sino que además te garantiza un sabor fresco y auténtico, sin los conservantes ni aditivos que muchas veces encontramos en las salsas industriales. Ideal para acompañar pastas, carnes, pizzas o simplemente para mojar un buen pan, la salsa de tomate casera es una opción saludable y deliciosa que no puede faltar en tu repertorio de cocina.

Una de las grandes ventajas de esta receta es que puedes adaptarla a tus gustos personales. Puedes hacerla más suave, más espesa, con un toque picante o incluso añadirle tus hierbas favoritas. ¡Las posibilidades son infinitas! Y lo mejor de todo es que con ingredientes simples, puedes tener lista una salsa que realzará el sabor de cualquier plato.

Ingredientes

• 1 kg de tomates maduros
• 1 cebolla mediana
• 2 dientes de ajo
• 3 cucharadas de aceite de oliva
• 1 cucharadita de azúcar
• Sal y pimienta al gusto
• 1 hoja de laurel
• 1 ramita de albahaca fresca (opcional)
• 1 cucharadita de orégano seco (opcional)

Modo de preparación

Prepara los tomates: Lava bien los tomates y haz una cruz en la base de cada uno. Colócalos en agua hirviendo durante unos 30 segundos para facilitar el pelado. Después, retíralos del agua caliente y colócalos en agua fría. Pela los tomates y córtalos en cubos pequeños.

Sofríe los ingredientes: En una sartén grande, calienta las 3 cucharadas de aceite de oliva a fuego medio. Añade la cebolla picada y los dientes de ajo picados, y sofríe hasta que la cebolla esté transparente y suave, aproximadamente 5 minutos.

Añade los tomates: Agrega los tomates picados a la sartén junto con la cucharadita de azúcar. El azúcar ayudará a equilibrar la acidez natural de los tomates. Remueve bien para que todos los ingredientes se mezclen.

Condimenta: Añade sal y pimienta al gusto, la hoja de laurel, el orégano y, si lo deseas, la ramita de albahaca fresca para darle un toque de frescura. Cocina a fuego lento durante unos 20-30 minutos, removiendo de vez en cuando para evitar que se pegue. Si prefieres una salsa más espesa, cocina por unos minutos más.

Tritura la salsa (opcional): Si prefieres una salsa de tomate suave y sin trozos, puedes pasar la mezcla por una batidora o procesador de alimentos hasta obtener la consistencia deseada. Si te gusta más rústica, déjala tal como está.

Ajusta el sabor y sirve: Una vez que la salsa haya alcanzado la textura y consistencia que te gusta, retira del fuego y ajusta el sabor añadiendo más sal o pimienta si es necesario. Retira la hoja de laurel y la albahaca antes de servir.

Consejos y Conclusión

Si te gusta experimentar con sabores, prueba añadir un toque de vino tinto a la salsa. Unas 2 o 3 cucharadas de vino tinto le darán un sabor profundo y sofisticado a la salsa, ideal para platos de pasta o carnes. También puedes agregar un poco de zanahoria rallada al sofrito inicial de cebolla y ajo. La zanahoria, además de aportar un ligero dulzor, ayudará a reducir la acidez del tomate de manera natural, sin necesidad de usar tanto azúcar.

La salsa de tomate casera es una receta versátil que siempre te salvará en la cocina. Ya sea para acompañar un plato sencillo de pasta o para darle vida a una pizza, esta salsa es la base perfecta para infinidad de platos. Prepararla en casa no solo te asegura un sabor auténtico, sino que también puedes personalizarla según tus gustos, ajustando la cantidad de hierbas, el nivel de acidez o la consistencia. Con ingredientes frescos y sencillos, puedes crear una salsa que transformará cualquier comida en algo especial. Así que no lo pienses más, ¡anímate a hacer tu propia salsa de tomate y disfruta de su sabor casero!