Descripción

Los sorrentinos son una deliciosa variante de la pasta que se originó en Italia y que ha conquistado paladares en todo el mundo, especialmente en las mesas de las familias argentinas. Con una textura suave y un sabor irresistible, estos pequeños ravioles son el plato perfecto para disfrutar en cualquier ocasión. La magia de los sorrentinos radica en su versatilidad: puedes llenarlos con una variedad de ingredientes, lo que los convierte en un plato ideal para quienes aman experimentar en la cocina. Además, hacer sorrentinos caseros es una actividad perfecta para compartir en familia, donde todos pueden participar en el proceso, desde amasar la masa hasta dar forma a los sorrentinos.

Esta receta específica es particularmente atractiva porque no requiere moldes especiales, lo que la hace accesible incluso para los que son nuevos en el arte de la cocina. La combinación de jamón y queso en el relleno es clásica y siempre exitosa, ofreciendo una mezcla cremosa y salada que se derrite en la boca. La satisfacción de preparar tu propia pasta desde cero y disfrutarlos en la mesa es una experiencia que seguramente recordarás y querrás repetir. Prepárate para disfrutar de una viaje culinario lleno de sabor y creatividad, que encantará a toda tu familia.

Ingredientes

• Para la masa:
• - 300 g de harina de trigo "000" (floja o de uso todo propósito)
• - 3 huevos grandes
• Para el relleno:
• - 200 g de jamón cortado en cubos pequeños
• - 400 g de queso (puedes usar Quartirolo o Mozzarella, según tu preferencia)
• Para la cocción:
• - Agua suficiente para hervir
• - Sal al gusto
• - Queso rallado y perejil fresco para decorar (opcional)

Modo de preparación

Modo de preparación:

La preparación de sorrentinos caseros es una actividad divertida que invita a involucrar a toda la familia. Comenzaremos con la masa, un componente esencial que proporcionará una base perfecta para nuestro delicioso relleno.

Primero, busca un recipiente grande y cómodo donde puedas trabajar la masa. Vierte la harina de trigo en este recipiente y haz un hueco en el centro como si estuvieras haciendo un volcán. Esta forma no solo es clásica, sino que también te permitirá mezclar los ingredientes de manera más efectiva. Ahora, rompe los huevos y vierte su contenido en el hueco que has hecho con la harina.

Utiliza un tenedor y comienza a batir los huevos suavemente, incorporando poco a poco la harina de los bordes hacia el centro. A medida que lo haces, irás notando cómo la masa empieza a formarse, tornándose más densa y pegajosa. Es normal que al inicio se sienta un poco complicada, pero no te preocupes, todo va a ir tomando forma.

Cuando la mezcla esté suficientemente unida y no puedas continuar con el tenedor, transfiere la masa a una superficie previamente enharinada. Aquí es donde deberás amasar a mano la masa durante unos 10 minutos. El objetivo es obtener una masa suave y elástica. Si en algún momento sientes que la masa se pega a tus manos, puedes espolvorear un poco más de harina en la superficie.

Una vez que tengas una masa lisa y homogénea, cúbrela con un paño húmedo y déjala reposar durante al menos 30 minutos. Este tiempo de reposo es crucial ya que permite que el gluten se relaje, lo que facilitará el estirado posterior de la masa.

Mientras tu masa reposa, es momento de preparar el relleno. Toma el jamón y córtalo en cubos pequeños y uniformes, del mismo modo que harás con el queso. Si decides utilizar una mezcla de quesos, como Quartirolo y Mozzarella, asegúrate de que estén bien picados para que se integren perfectamente. Mezcla el jamón y el queso en un bol y reserva. Esta mezcla no solo aportará sabor, sino también una textura cremosa que será un deleite en cada bocado.

Después de que la masa haya reposado, es hora de estirarla. En una superficie enharinada, utiliza un rodillo para estirar la masa hasta que quede bien fina, aproximadamente de un milímetro de grosor. Recuerda espolvorear harina en la superficie y sobre la masa mientras trabajas para evitar que se pegue. La clave en esta etapa es la paciencia y el cuidado para que la masa no se rompa.

Una vez que tengas una lámina de masa delgada, corta cuadrados de aproximadamente 7x7 cm. Si deseas que tus sorrentinos tengan una forma más elegante, puedes optar por hacer triángulos o incluso círculos. Coloca una pequeña porción del relleno en el centro de cada cuadrado de masa; ten cuidado de no sobrecargar, ya que esto dificultaría el sellado y podría provocar que se abran durante la cocción.

Ahora viene el momento de dar forma a los sorrentinos. Humedece ligeramente los bordes de cada cuadrado con un poco de agua; esto ayudará a que se adhieran mejor al ser doblados. Dobla el cuadrado por la mitad, formando un triángulo, y presiona firmemente los bordes para asegurarte de que están bien sellados. Luego, toma los extremos del triángulo y únelos, presionando nuevamente para formar un pequeño paquete. La atención a los detalles en esta parte del proceso puede marcar la diferencia en la presentación final del plato.

Mientras terminas de dar forma a tus sorrentinos, pon a hervir una olla grande con suficiente agua y añade sal al gusto. Una vez que el agua esté burbujeando, añade los sorrentinos con cuidado; mueve un poco para asegurarte de que no se peguen entre ellos. Cocina durante un tiempo aproximado de 5 a 6 minutos o hasta que estén al dente. Recuerda que en este punto es fundamental evitar que se cocinen en exceso, ya que su textura puede perderse.

Cuando estén listos, retira los sorrentinos del agua con una espumadera y escúrrelos bien. Puedes servirlos inmediatamente, acompañados de tu salsa favorita: una buena opción es una salsa de tomate casera, una salsa blanca cremosa o simplemente un chorrito de aceite de oliva con ajo. No olvides espolvorearles un poco de queso rallado y perejil fresco por encima para darles un toque final que hará que se vean aún más apetitosos.

Consejos y Conclusión

Consejo:

Si deseas experimentar con esta receta, no dudes en personalizar el relleno de tus sorrentinos. Puedes agregar espinacas, ricota o champiñones, combinando diferentes sabores y texturas que seguramente sorprenderán a tu familia. También puedes preparar una porción extra y congelarlos para disfrutarlos posteriormente. Solo asegúrate de cocerlos directamente congelados sin descongelarlos, ¡y así tendrás una comida rápida y deliciosa lista en minutos!

Conclusión:

La experiencia de preparar sorrentinos caseros es mucho más que solo cocinar; es una oportunidad de compartir momentos en familia, transmitir tradiciones y disfrutar de la gratificante sensación de crear algo delicioso desde cero. Cada bocado está repleto de cariño y sabor, lo que hace que valga la pena cada esfuerzo.

Esperamos que hayas disfrutado de esta receta y que te animes a experimentarla en tu hogar. No dudes en compartirla con tus amigos y familiares, e invitarlos a unirse a esta deliciosa aventura culinaria. Si te ha gustado esta receta, quizás quieras explorar más sobre otras preparaciones de pastas o salsas que complementen a la perfección tus sorrentinos. ¡Gracias por acompañarnos!