Bienvenidos a la deliciosa aventura de preparar un postre que desafía las leyes de la repostería: el Pastel Imposible, también conocido como Chocoflan o Tarta Mágica. Este manjar no solo es un deleite para el paladar, sino que también sirve como un espectáculo visual. Imaginen un suave brownie de chocolate en la base, una cremosísima capa de flan en el centro y un brillante caramelo en la parte superior que une ambos mundos. Su esencia mágica radica en el fenómeno de la inversión durante la cocción, donde las capas cambian de posición y crean un efecto visual fascinante que inmortaliza cualquier sobremesa.
Originario de la tradición culinaria mexicana, este postre es ideal para celebraciones especiales o simplemente para consentirse en un día cualquiera. Su preparación es más sencilla de lo que parece, lo que lo convierte en la elección perfecta tanto para cocineros principiantes como para los más experimentados. La mezcla de sabores y texturas en cada bocado convierte a esta tarta en un favorito indiscutible entre familiares y amigos. Y lo mejor de todo: una vez que lo pruebes, te aseguro que querrás hacerlo una y otra vez. ¡Así que, sin más preámbulos, vamos a sumergirnos en esta experiencia culinaria!
Comienza asegurándote de tener todo listo y a mano; esto hará que el proceso sea mucho más fluido. Selecciona un molde alto, preferentemente de unos 16 cm de diámetro por 10 cm de alto. Este será el hogar donde el encanto de nuestro Pastel Imposible cobrará vida. Rocía el interior con spray desmoldante o untalo generosamente con mantequilla; este pequeño paso es esencial para que sea más fácil desmoldar nuestro postre más tarde.
Para preparar el caramelo, coloca el azúcar y el agua en un cazo pequeño a fuego medio. No muevas la mezcla, simplemente observa cómo el azúcar comienza a derretirse. Una vez que alcance un hermoso color dorado, retíralo del fuego inmediatamente para evitar que se queme y vierte este brillante caramelo en el fondo del molde que preparaste. Deja que este sublime caramelo repose mientras pasamos a la siguiente fase.
Enciende tu horno y precaliéntalo a 190 °C, mientras llenas una bandeja con agua caliente, colocándola en el horno. Este baño María es fundamental para que el flan se cocine lentamente y logre esa textura suave y cremosa que todos adoramos.
Ahora, vamos a hacer el brownie. Trocea el chocolate en pedazos pequeños y colócalo en un bol grande. Derrite la mantequilla en el microondas y luego viértela sobre el chocolate troceado. Mezcla bien hasta que obtengas una masa homogénea y brillante. Por otro lado, en otro bol, bate los huevos junto con el azúcar usando un batidor de varillas hasta que la mezcla adquiera un color más claro y esponjoso, casi como un suave nubesito de dulce.
Una vez que los huevos y el azúcar estén bien integrados, incorpora el chocolate derretido. Mezcla todo con suavidad, asegurándote de no dejar grumos ni restos en los bordes del bol. Luego, tamiza la harina, el cacao en polvo y la pizca de sal y agrégalo poco a poco a la mezcla, removiendo con movimientos envolventes hasta que todo esté bien integrado.
Es el momento de añadir esta deliciosa mezcla de brownie sobre el caramelo que ya reposa en el fondo del molde. Usa una espátula para nivelar la superficie de la mezcla, asegurándote de que quede uniforme.
Ahora pasemos al flan. En un bol aparte, bate los huevos con el azúcar. Agrega la leche y continúa batiendo hasta que todos los ingredientes estén completamente integrados. Aquí es donde muchos ingredientes se unen para crear la magia. Para evitar que las dos mezclas se mezclen, toma una cuchara al revés y vierte suavemente la mezcla del flan sobre la mezcla del brownie. El objetivo es que la mezcla del flan flote y no se mezcle con la del brownie.
Una vez que las capas estén en su lugar, cubre el molde con papel aluminio. Esto es clave para ayudar a que el flan no se reseque durante la cocción. Coloca el molde en la bandeja con agua caliente y hornea durante aproximadamente 1 hora a 1 hora y 15 minutos. La temperatura del horno debe estar entre 180 °C y 190 °C. Para saber si está listo, introduce un palillo en el centro; si sale seco, ¡felicidades, está perfecto!
Retira del horno y permite que se enfríe a temperatura ambiente antes de trasladarlo a la nevera. Un tiempo de refrigerado de al menos 3 horas es ideal para conseguir que las texturas se asienten correctamente y las capas se firmen.
Para desmoldar el Pastel Imposible, pasa un cuchillo por los bordes del molde para despegarlo un poco. Coloca un plato grande sobre el molde y vuélvalo con cuidado. Deberás ver esa mágica inversión donde el caramelo brilla y el flan se asoma, creando un espectáculo visual digno de cualquier celebración. Corta en porciones y prepárate para disfrutar de la explosión de sabores que trae este postre.
Consejo:
Si deseas darle un toque diferente a tu Pastel Imposible, considera agregar un toque de esencia de vainilla a la mezcla de flan para realzar su sabor. Además, puedes acompañarlo con un poco de crema batida o helado de vainilla en la parte superior, creando una fusión de texturas y sabores que dejarán a todos pidiendo más.
¿Tienes restos? La forma perfecta de almacenarlo es cubrirlo bien con papel film y reservarlo en el refrigerador. ¡Dura varios días y cada bocado sigue siendo delicioso!
Conclusión:
Preparar el Pastel Imposible, Chocoflan o Tarta Mágica no solo es un viaje culinario, sino también una experiencia que despierta los sentidos y reúne a las personas alrededor de la mesa. Este postre es la prueba de que la gastronomía puede ser mágica, creando un momento especial que tanto tú como tus seres queridos atesorarán. Te invito a explorar más recetas en nuestro sitio y compartir este delicioso manjar con quien más quieras. ¡No olvides dejar tu comentario sobre tu experiencia preparando este postre encantado y felices cocinados!