La crema catalana es uno de los postres más icónicos de la cocina española, conocido por su textura suave y cremosa coronada con una capa crujiente de azúcar caramelizado. Esta receta tradicional, sencilla pero exquisita, es perfecta para sorprender a tus invitados o para darte un capricho en cualquier ocasión. Lo mejor de todo es que puedes prepararla con antelación y tenerla lista para disfrutar en el momento adecuado.
Empieza lavando bien la naranja y el limón. Pela ambas frutas de manera superficial, asegurándote de no incluir la parte blanca, que puede aportar amargor.
En un cazo, vierte la leche y añade la piel de la naranja, la piel del limón y la rama de canela. Pon el cazo a fuego medio y calienta la mezcla hasta justo antes de que comience a hervir. Retira del fuego y deja infusionar durante unos minutos para que la leche absorba todos los aromas.
Mientras tanto, en un bol aparte, mezcla las yemas de huevo con 60 g de azúcar y la maicena. Usa unas varillas para batir hasta obtener una mezcla homogénea y cremosa.
Cuela la leche infusionada para retirar las pieles de los cítricos y la rama de canela, y viértela poco a poco sobre la mezcla de yemas. Remueve constantemente para evitar que las yemas se cuajen.
Devuelve la mezcla al cazo y cocina a fuego bajo, removiendo sin parar con una cuchara de madera o una espátula. Es importante mantener el fuego bajo para evitar que se formen grumos o que la crema se pegue al fondo del cazo. Cocina hasta que la mezcla espese y tenga una textura suave.
Una vez lista, reparte la crema en cazuelitas de barro individuales y alisa la superficie con una cuchara. Deja que se enfríe a temperatura ambiente antes de meterlas en la nevera. Refrigera por al menos 4 horas para que la crema tome consistencia.
Justo antes de servir, espolvorea el resto del azúcar sobre la superficie de cada cazuelita y carameliza con un soplete hasta formar una capa dorada y crujiente. Si no tienes soplete, puedes usar el grill del horno para caramelizar el azúcar, vigilando de cerca para evitar que se queme.
Si quieres darle un toque extra de sabor, puedes sustituir la canela por una vaina de vainilla al infusionar la leche. Además, acompaña la crema catalana con frutas frescas o una galleta para complementar su textura y sabor.
La crema catalana tradicional es un postre que nunca pasa de moda, gracias a su equilibrio perfecto entre cremosidad y el crujiente caramelo. Ideal para cerrar una comida con broche de oro, este clásico español conquistará a cualquiera que lo pruebe. ¡Explora más recetas y sigue descubriendo el placer de cocinar en casa!