Descripción

Imagina un trozo de pastel suave y húmedo que se deshace en tu boca, con un delicado sabor a nuez que se mezcla envolventemente con un glaseado cremoso y dulce. Este pastel de nueces con glaseado es una verdadera joya en la repostería, ideal para compartir en cualquier celebración o para disfrutar en un momento de indulgencia personal. Su origen puede rastrearse a las tradiciones de la repostería hogareña, donde los ingredientes simples se elevan a la categoría de delicias extraordinarias gracias al cuidado que se pone en cada paso del proceso.

El aroma que se desprende mientras horneas este pastel es casi irresistible; es una mezcla no solo de nueces tostadas y canela, sino también del amor y la dedicación que has puesto en él. Esta receta es perfecta tanto para principiantes que buscan adentrarse en el mundo de la repostería como para los cocineros más experimentados que quieren añadir un toque familiar a su repertorio. Su sencilla preparación y el resultado espectacular logran que todos se sientan como verdaderos chefs en la cocina. El pastel de nueces se convierte en el centro de atención en cualquier mesa, siempre acompañado del gesto de “¿puedo pedir un poco más?”.

Ingredientes

• Ingredientes para el Pastel:
• - 2 tazas de harina
• - 1 ½ tazas de azúcar
• - 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
• - ½ cucharadita de sal
• - 1 cucharadita de canela molida
• - 1 taza de aceite vegetal
• - 3 huevos grandes
• - 2 cucharaditas de extracto de vainilla
• - 1 taza de leche
• - 1 ½ tazas de nueces picadas
• Ingredientes para el Glaseado:
• - 100 g de queso crema, a temperatura ambiente
• - 50 g de mantequilla, a temperatura ambiente
• - 2 tazas de azúcar en polvo
• - 1 cucharadita de extracto de vainilla
• - Nueces enteras para decorar
• Variaciones y Sustituciones:
• Si buscas una opción más saludable, puedes sustituir parte del aceite por puré de manzana o yogur natural. También puedes usar nueces pecanas o almendras en lugar de las nueces estándar. Para una versión sin lácteos, considera sustituir el queso crema por una alternativa vegana a base de anacardos.

Modo de preparación

Comienza precalentando tu horno a 180°C. Es fundamental preparar tus moldes previamente; asegúrate de engrasarlos bien para evitar que el pastel se pegue, lo que puede arruinar tu creación. Un poco de harina en la superficie engrasada puede hacer maravillas para garantizar que el desmoldeo sea perfecto.

En un tazón grande, mezcla los ingredientes secos: la harina, el azúcar, el bicarbonato de sodio, la sal y la canela. Esto no solo ayuda a integrar los sabores, sino que también asegura que los agentes leudantes se distribuyan uniformemente en toda la masa, lo que es clave para un pastel esponjoso. Tómate tu tiempo para tamizar estos ingredientes, ya que es una manera efectiva de eliminar cualquier grumo y airear la mezcla.

A continuación, es hora de incorporar los ingredientes húmedos. En el mismo tazón, añade el aceite vegetal, los huevos, el extracto de vainilla y la leche. Con una batidora eléctrica, mezcla todo a baja velocidad al principio para evitar salpicaduras. Aumenta la velocidad gradualmente hasta que todos los ingredientes estén bien combinados y la mezcla resulte suave y homogénea. Recuerda no mezclar en exceso, ya que esto podría hacer que el pastel quede denso.

Una vez que tengas tu mezcla lista, es momento de añadir las nueces picadas. Puedes picarlas gruesas o finas, dependiendo de tu preferencia. Incorpóralas a la masa con una espátula, haciendo movimientos envolventes para que se distribuyan uniformemente.

La siguiente etapa es dividir la mezcla entre los dos moldes preparados. Usa una espátula para alisar la parte superior y asegúrate de que la mezcla esté distribuida de manera uniforme en ambos moldes. Lleva los moldes al horno precalentado y hornea durante 25 a 30 minutos. Un truco infalible para saber si el pastel está listo es insertar un palillo en el centro; si sale limpio, ya tienes tu pastel cocido.

Una vez horneados, saca los moldes del horno y déjalos enfriar durante unos minutos en la rejilla. Esto ayudará a que se asienten y sea más fácil desmoldarlos. Después de unos 10 minutos, voltea los moldes y retira el pastel cuidadosamente. Déjalos enfriar completamente antes de proceder con el glaseado, ya que el calor puede derretir el queso crema y arruinar tu trabajo en la cobertura.

Mientras esperas que los pasteles se enfríen, puedes preparar el glaseado. En un tazón, bate el queso crema y la mantequilla con una batidora eléctrica hasta que estén suaves y cremosos. La textura debe ser ligera y aireada. A continuación, añade el azúcar en polvo de a poco y continúa batiendo. Hazlo a baja velocidad para evitar que el azúcar se derrame por toda la cocina. Cuando todo esté bien mezclado, agrégale el extracto de vainilla y mezcla de nuevo hasta obtener una crema suave.

Ahora es el momento de glasear tu pastel. Coloca una de las capas enfriadas en tu plato de servir. Con una espátula, unta generosamente una capa de glaseado sobre la parte superior. Luego, coloca la segunda capa de pastel encima y cubre todo el pastel con el glaseado restante. Puedes jugar con la textura del glaseado usando la espátula para crear picos o remolinos.

Para finalizar, decora la parte superior del pastel con nueces enteras, dándole un toque especial y un contraste visual atractivo. Este detalle no solo decora, sino que también añade un delicioso crujido que complementa la suavidad del pastel y el glaseado.

Consejos y Conclusión

Un consejo adicional que puede enriquecer tu experiencia con este pastel es considerar maridarlo con una taza de café o té. La combinación del pastel dulce con la amargura del café realza los sabores de ambos y proporciona un momento de indulgencia realmente agradable. Si deseas experimentar, intenta añadir una cucharada de café instantáneo a la masa del pastel o sustituye la leche por café en la receta; te sorprenderá el perfil de sabor que esto puede ofrecer.

Si te queda pastel después de la celebración, asegúrate de almacenarlo adecuadamente. Colócalo en un recipiente hermético a temperatura ambiente por un par de días o en el refrigerador si planeas guardarlo por más tiempo. ¡Te aguarda la sorpresa de disfrutar nuevamente de su frescura!

Conclusión:

El pastel de nueces con glaseado no es solo un postre; es una experiencia que evoca memorias de momentos felices compartidos en torno a una mesa. Al prepararlo, cada paso es un tributo a la repostería tradicional, y al degustarlo, cada bocado es una pequeña celebración. La mezcla de sabores y texturas te dejará queriendo más, y es perfecto para cualquier ocasión, desde cumpleaños hasta una simple merienda en casa.

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