Descripción

¿Hay algo más reconfortante y delicioso que un flan suave y cremoso?. Esta receta de flan de leche condensada, evaporada y media crema encierra la esencia del postre clásico que ha sabido ganarse un lugar especial en el corazón de generaciones. Con su textura delicada y un sabor que recuerda a los dulces de la infancia, este flan se convertirá en el gran protagonista de cualquier cena o celebración.

Originario de la cocina española y con influencia en muchas culturas latinas, el flan es sin duda uno de esos postres que trasciende las fronteras. Su voluptuosa dulzura y su sutil toque de vainilla hacen de cada bocado una experiencia que provoca sonrisas. La combinación de leche condensada y leche evaporada juega un papel crucial aquí, aportando cremosidad y un dulzor inigualable, mientras que la media crema le suma una ligereza que lo hace irresistible.

Lo mejor de todo es que preparar este flan es más sencillo de lo que imaginas. Solo necesitarás algunos ingredientes básicos que, seguramente, ya tienes en tu cocina. Ya sea que lo sirvas en una reunión familiar o lo reserves para consentirte en una tarde tranquila, este flan es la opción perfecta para cualquier ocasión. Así que, ¡manos a la obra! Prepárate para disfrutar del proceso y deleitarte con este rico postre.

Ingredientes

• Para preparar este delicioso flan, necesitarás los siguientes ingredientes:
• - 2 latas de leche condensada (395 g cada una)
• - 2 latas de leche evaporada (378 g cada una)
• - 1 lata de media crema (225 g)
• - 4 cucharadas de extracto de vainilla
• - 80 g de queso crema
• - 1 taza de azúcar (200 g)
• - 10 huevos
• Considera que puedes hacer algunas sustituciones o variaciones según tus preferencias. Por ejemplo, puedes usar leche de almendra o de coco para un flan sin lácteos, o reemplazar el queso crema con un poco de yogur griego para una versión más ligera. La vainilla se puede sustituir por el extracto de almendra para una mezcla de sabores intrigante.

Modo de preparación

La preparación de este flan es un viaje delicioso que, sin duda, disfrutará al máximo. Comencemos con algunos pasos sencillos que facilitarán todo el proceso:

Preparación de los ingredientes: Comienza por reunir todos los ingredientes en un espacio de trabajo. Esto facilitará tu tarea y evitará sorpresas de última hora. Abre las latas de leche condensada, leche evaporada y media crema para tenerlas listas. También es fundamental que el queso crema esté a temperatura ambiente, ya que esto ayudará a que se mezcle de manera más uniforme.

Batido de los huevos: Toma un bol grande y agrega los 10 huevos. Usando un tenedor o un batidor, bate los huevos hasta que estén bien mezclados y un poco espumosos. Este paso es crucial, ya que la mezcla de huevo es la base que unirá todos los elementos del flan.

Mezcla de las leches: En un vaso de batidora o en un recipiente apto para mezclar, añade la leche condensada, la leche evaporada, el queso crema y el extracto de vainilla. Mezcla bien todos estos ingredientes hasta que la mezcla sea homogénea, evitando que queden grumos. Uno de los secretos del flan es lograr esta suavidad; así que, si es necesario, mezcla un poco más para conseguir la consistencia perfecta.

Incorporación de los huevos: Una vez que tengas la mezcla de leches lista, viértela poco a poco en el bol donde tienes los huevos batidos. Este es un paso clave, ya que queremos que todos los ingredientes se integren a la perfección. Bate nuevamente con energía hasta que todo esté bien incorporado. Luego, añade la media crema y sigue batiendo. La media crema no solo aportará cremosidad, sino que también mejorará la textura final de tu flan.

Preparación del caramelo: El caramelo es el toque que hace que este flan brille. En una cacerola mediana, coloca la taza de azúcar y ponla a fuego medio-bajo. Remueve constantemente con una cuchara de madera. Paciencia es la clave aquí, ya que el azúcar comenzará a derretirse y transformarse en caramelo. No dejes de remover, porque una vez que empiece a dorarse, querrás asegurarte de que no se queme. Busca un color ámbar dorado, esto indicará que tu caramelo está en su punto ideal.

Ensamblaje del flan: Toma tu flanera o un molde apto para horno y vierte el caramelo caliente en el fondo, asegurándote de cubrir toda la superficie. Deja que el caramelo se enfríe un poco. Ahora, con cuidado y con la ayuda de un embudo o una jarra, vierte la mezcla de flan sobre el caramelo en la flanera.

Cocción al baño maría: Precalienta tu horno a 180°C. Mientras se calienta, coloca la flanera en una bandeja más grande y agrega agua caliente, asegurándote de que el agua llegue hasta la mitad de los lados del molde. Este proceso de cocción al baño maría es esencial, pues ayuda a que el flan se cocine de manera uniforme y mantenga esa textura cremosa. Cocina el flan en el horno por aproximadamente una hora. Para saber si está listo, inserta un cuchillo en el centro: si sale limpio, ¡ya está!

Enfriamiento y desmoldado: Una vez que el flan esté cocido, apaga el horno y retira el flan del baño maría. Déjalo enfriar a temperatura ambiente durante un rato antes de llevarlo a la nevera. Lo ideal es dejarlo en el refrigerador toda la noche. Al día siguiente, cuando decidas desmoldarlo, coloca el molde boca abajo sobre una fuente adecuada. Deja reposar durante unos segundos para que el caramelo fluya y se distribuya por encima del flan. Hacer esto con cuidado garantiza que el flan mantenga su forma.

Consejos y Conclusión

Para un toque especial, así como para hacerlo aún más atractivo, considera decorarlo con una pizca de canela o un poco de crema batida en la parte superior justo antes de servir. Además, si deseas impresionar a tus invitados, acompaña el flan con frutas frescas como fresas o moras que añadan un contraste ácido que complementará la dulzura del postre.

Si bien esta receta es increíble tal cual, no dudes en experimentar con saborizantes. Agregar un poco de café o chocolate derretido a la mezcla puede aportar una dimensión extra de sabor que definitivamente hará que tu flan se destaque. También puedes probar diferentes extractos, como la naranja o el limón, para un giro fresco.

Para mantener el flan bien conservado, asegúrate de que esté bien cubierto en la nevera. Puede durar hasta una semana, pero es tan delicioso que seguramente se acabará mucho antes.

Disfrutar de un flan de leche condensada, evaporada y media crema es sinónimo de consentirse con un bocado lleno de nostalgia y sabor. Cada paso en su preparación es un acto de cariño, y no hay nada más satisfactorio que ver cómo se transforma una mezcla simple en un postre lujoso y delicioso.

Una vez que explores esta receta y la hagas tuya, te invitamos a continuar aventurándote en nuestra colección de recetas. Deléitate con otros postres clásicos o prueba nuevas creaciones que despertarás tu pasión por la cocina. No olvides compartir tus experiencias y tus versiones de este flan en las redes sociales, y contarnos cómo te quedó. ¡Sigue navegando y feliz cocina!