Descripción

Imagina un suave y esponjoso pan de leche que se deshace en tu boca con cada bocado. Este es tu objetivo en esta receta: un pan que no solo rescata los sabores de la infancia, sino que también es increíblemente fácil de hacer. Ideal para el desayuno, una merienda o como acompañante en una cena especial, este pan tiene un delicado toque de vainilla que, combinado con el rico sabor a mantequilla, te hará querer repetir la experiencia una y otra vez. Lo mejor de todo es que puedes hacerlo con ingredientes que seguramente ya tienes en tu cocina. Así que prepárate para disfrutar de un momento terapéutico en la cocina mientras disfrutas del rico aroma que llenará tu hogar.

Ingredientes

• 230 ml de leche templada
• 1/2 cucharada de azúcar
• 8 g de levadura seca
• 1 huevo
• 8 g de azúcar de vainilla
• 1/2 cucharadita de sal
• 360 g de harina
• 31 g de mantequilla blanda
• Azúcar glas para espolvorear

Modo de preparación

Para empezar, es esencial activar la levadura. Comienza mezclando la leche tibia con el azúcar y la levadura seca en un bol pequeño. Remueve suavemente y deja reposar la mezcla durante unos diez minutos hasta que se vuelva espumosa. Este paso es crucial, ya que está asegurando que tu pan suba correctamente.

Después, en un bol grande, bate ligeramente el huevo y añade el azúcar avainillado junto con la sal. Vierte la mezcla de leche espumosa y remueve para mezclar bien. El azúcar avainillado le dará al pan un aroma delicioso y un sutil dulzor complementario.

Luego, comienza a incorporar los ingredientes secos. Añade poco a poco la harina a la mezcla húmeda, removiendo continuamente hasta que empiece a formarse una masa suave y ligeramente pegajosa. La masa no debe ser demasiado húmeda, así que si es necesario, agrega un poco más de harina hasta alcanzar la consistencia adecuada.

Una vez que la masa esté hecha, transfiérela a una superficie enharinada y comienza a amasarla. Trabaja la masa durante unos diez minutos. Sabes que está lista cuando se siente lisa, elástica y no se pega a tus manos. Este proceso de amasado es fundamental para desarrollar el gluten de la harina, lo que le dará al pan su estructura y textura masticable.

Cuando la masa esté bien amasada, es hora de añadir la mantequilla. Incorpora poco a poco la mantequilla ablandada a la masa, amasando hasta que se absorba completamente. La mantequilla le dará un sabor rico y cremoso al pan, haciéndolo verdaderamente irresistible.

Ahora, coloca la masa en un bol ligeramente aceitado, cúbrelo con un paño de cocina limpio y déjalo fermentar en un lugar cálido. Este proceso tomará aproximadamente una hora, o hasta que la masa haya doblado su tamaño.

Una vez que la masa haya subido, golpéala suavemente para liberar las burbujas de aire. Luego, pásala a una superficie enharinada y dale forma de hogaza o divide la masa en porciones más pequeñas, según prefieras.

Para el segundo levado, coloca la masa en un molde engrasado o en una bandeja para hornear forrada con papel pergamino. Cúbrela con una toalla y déjala reposar de nuevo durante unos 30 a 45 minutos, o hasta que haya doblado su tamaño nuevamente.

Mientras tanto, precalienta el horno a 180 °C. Finalmente, hornea el pan durante 20 a 25 minutos, o hasta que la parte superior esté dorada y suene hueco cuando lo golpees suavemente. El tiempo de horneado puede variar ligeramente dependiendo de tu horno, así que asegúrate de vigilarlo.

Cuando el pan esté listo, retíralo del horno y déjalo enfriar sobre una rejilla. Antes de servir, espolvorea un poco de azúcar glas por encima para darle un toque extra de dulzor y hacerlo aún más atractivo visualmente.

Consejos y Conclusión

Es fundamental asegurarte de que la leche esté tibia, ya que esto activa correctamente la levadura. Si la leche está demasiado caliente, puede matar la levadura, y si está demasiado fría, la levadura no se activará correctamente. También, la mantequilla debe estar blanda pero no derretida para que se incorpore suavemente a la masa, creando un sabor rico y uniforme.

Si eres nuevo en el amasado, no te preocupes. Se trata de doblar la masa sobre sí misma y empujarla con la base de la mano. Con práctica, conseguirás una masa perfecta que hará que tus panes queden esponjosos y llenos de sabor.
Este pan de leche esponjoso es una receta que se convertirá rápidamente en un favorito en tu hogar. Su delicado sabor a vainilla, su textura suave y su riqueza mantecosa lo hacen perfecto para cualquier momento del día. Ya sea que elijas disfrutarlo solo, con mantequilla, o acompañado de tu mermelada o miel favorita, esta receta te ofrecerá resultados deliciosos. Tanto si eres un principiante como un experto en panadería, esta receta es accesible y satisfactoria, lo que te permitirá disfrutar de un pan casero lleno de amor y dedicación.

Adentrándote en el mundo de la panadería, verás que este pan de leche es un excelente punto de partida. El proceso es gratificante, y el resultado final es un producto que no solo nutre, sino que también reconforta. La próxima vez que busques algo delicioso y simple para hacer, ¡no dudes en probar esta receta! Con un poco de esfuerzo y los ingredientes adecuados, puedes crear algo realmente especial que encantará a toda tu familia y amigos.